miércoles, 12 de enero de 2011

Bulling o violencia escolar

Quiero hablar de un tema que como educadores, nos afecta muchísimo, ya que debemos encargarnos de que esto no ocurra en las aulas: el tema del que hablo es el maltrato escolar o bulling.
La palabra “bulling” en inglés significa maltrato e intimidación entre iguales. En el colegio, y en otras actividades de nuestra sociedad, se dan situaciones de acoso. En las que algunos alumnos intimidan y humillan a otros compañeros que son más débiles o vulnerables.
Se considera maltrato a “toda acción reiterada a través de diferentes formas de acoso u hostigamiento entre dos alumnos/as o entre un alumno/a y un grupo de compañeros, en el que la víctima está en situación de inferioridad respecto al agresor o agresores” (Definición sacada del DRAE)

A veces se interpretan como bulling situaciones de conflicto o peleas puntuales entre iguales. Éstas, aunque haya que tomar medidas, no son situaciones de bulling. Ya que para que sean consideradas como tal debe haber un componente de repetitividad en el tiempo, así como una intención premeditada de producir daño. Diferentes tipos de maltrato:



Victima
, que sufre las agresiones o vejaciones.
Agresor/es, que abusan y hostigan a la víctima.
Compañeros que observan dicho comportamiento, y generalmente no apoyan a la víctima, callan o incluso se ríen de tales abusos.
Adultos, padres y profesores, que generalmente no detectan a tiempo la indefensión de la víctima.

Quien sufre maltrato, suele sentirse solo, infeliz y atemorizado, perdiendo la confianza en sí mismo y en los demás. El bulling produce un elevado estrés psíquico, con graves repercusiones que desembocan en fracaso escolar, miedos físicos y psicológicos y una anulación de la personalidad e identidad del niño/a, llegándose en casos extremos a tendencias suicidas.

Indicios de un posible bulling. Los niños tienen la habilidad de esconder sus sentimientos y puede ser muy estresante y desconsolador para sus progenitores descubrir que sus hijos están sufriendo bulling en el colegio o en otras actividades sociales. Hay toda una serie de signos y comportamientos, que se salen del comportamiento habitual, y que pueden ser indicios de un posible maltrato.
Suele ocurrir en zonas libres de personas adultas, siendo los lugares más frecuentes: lavabos, entre clases, en el recreo o la salida de clase.

-Los padres deben de tener una actitud emotiva buena y sólida hacia su hijo, haciéndole sentirse amado y respetado. Así su personalidad será firme y desarrollará una elevada autoconfianza. Por otra parte de padres violentos saldrán, probablemente, hijos violentos, que tenderán a imitar este tipo de comportamiento.

-Los profesores, y el personal no docente de los centros educativos, al pasar mucho tiempo en contacto con el alumnado pueden detectar situaciones reales o indicios de bulling.

Es necesario detectar y tomar medidas en las primeras etapas de la aparición de este comportamiento, para actuar con antelación a que el problema sea excesivamente grave e irreversible. Pero a la vez que la escuela tiene la obligación de proteger la integridad física y moral de sus alumnos, también es cierto que muchas veces no poseen los suficientes recursos humanos ni materiales, en forma de herramientas útiles, para detectarlos.
Obviamente (como ya he dicho anteriormente) los profesores tienen la obligación de observar, detectar y actuar en situaciones de bulling, y deben esforzarse en ello –cosa que la mayoría de ellos, por no decir todos, han hecho siempre-, pero de ninguna manera pueden ser considerados culpables si, haciendo lo posible, no logran evitar dicho comportamiento.

Los centros educativos juegan un papel fundamental en la creación y transmisión de valores democráticos, en los que la tolerancia y el respeto a la pluralidad son un derecho irrenunciable de todo individuo. Esta tarea requiere un elevado, e imprescindible apoyo social. Querer delegar exclusivamente en la escuela toda esta responsabilidad supone una exigencia
desproporcionada que excede las posibilidades reales de actuación institucional.

Resumen de lo anterior:


* Cuando una persona es maltratada se siente vulnerable, confusa y atemorizada. A veces puede llegar a sentirse culpable y avergonzada pensando que puede ser ella la causante del problema. Es importante que las víctimas se sienta arropadas y respaldadas.

* Expresarle nuestra confianza en él. Hay que reforzar su autoestima, elogiando sus capacidades personales.

* Diles que busquen apoyo en sus padres, en un profesor o adulto en el que confíen. Ellos pueden pedir responsabilidades al agresor o agresores y solicitar que se tomen medidas.

* Anímales a que escriban una carta explicando lo que ocurre a sus padres, al director de la escuela o a algún profesor en el que confíen.

* El abusón ataca al que le responde, no al que lo ignora. Que no le den la satisfacción de llorar en su presencia, que no se enfaden, ni les demuestren que les molesta. Si está dolido que no se note. Luego, cuando él no esté, que denuncie sus abusos.

Denunciar un abuso no es ser “un chivato”, es defender un derecho.

* Recomiéndale que si se ves obligado a responder, que sea con tranquilidad. Responder de la misma forma violenta agrava la situación.

* Aconséjales no estar cerca de su acosador, ni enzarzarse con él en disputas. No fiarse de él si quiere hacerse pasar por su amigo. Evitar lugares y situaciones de riesgo procurando no estar solo.

* Si un compañero te hiere con un bolígrafo o cualquier otro tipo de arma, pide a tus padres que lo denuncien a la policía. ¡Es un delito!
Verbal:
insultos, motes y menosprecios en público para poner en evidencia al débil.
Físico: empujones, puñetazos, patadas, etc…
Económico: robos de pequeñas cantidades de dinero, material escolar, comida, etc.
Psicológico: hechos encaminados a bajar la autoestima del individuo haciéndole aumentar su inseguridad y su ansiedad.
Social: aislar del grupo al compañero creando en él la sensación de marginación y de soledad.

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