Se ha llegado a la instalación del tedio como género televisivo como consecuencia del excesivo afán de la gente por sentirse observada y protagonista, ya que la pasión por hacerse ver es mayor que la pasión por ver.
Yo no entiendo la gran expectación que genera el ver a un grupo de chicos y chicas con gran ansia de exhibicionismo y de ganar el premio final, que durante casi 4 meses comparten casa, sin televisor, ni radio, ni teléfono, ni ordenador, vigilados por cientos de cámaras y micrófonos que lo registran todo durante las 24 horas del día.
Para mí, este programa es peor de lo que podría imaginarse. Hay una especie de chantaje histérico y no existe ninguna belleza visual. Se supone que la televisión es entretenimiento, pero a mi este programa no me entretiene para nada.
Es muy triste ver como todos los años se hace cola para poder ser observado y hay un riguroso proceso de casting para seleccionar a algunos de ellos entre una multitud de entusiastas. Al revés de lo que debería ser, es un triunfo de los que sin observados sobre los que observan. Los millones de televidentes son los esclavos y los pocos observados son los que gozan.
El programa “Gran Hermano” es muy básico y apela a lo más elemental del ser humano, a un nivel de chusmerío y de deseo de poner el ojo en la intimidad de los demás. Antes, en los libros y en la televisión, había una valorización del hombre culto, pero hoy se valoriza al hombre inteligente. En la televisión hay una desvalorización de la cultura.
No hay que olvidarse de que detrás de este “inofensivo” formato, “Gran Hermano”, hay una empresa que quiere ganar dinero. Su intención no es hacer felices a los concursantes, ni cambiar la estética de la televisión, sino hacer un negocio.
Enlace de la página oficial de gran hermano.
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